Secretos de la Barcelona romana
Cultura 07/01/2025
Barcelona es una ciudad que respira historia en cada esquina. Cuando la gente escucha el nombre de la ciudad, piensa en Gaudí, sus playas, su vida cultural, pero pocos saben que, bajo sus calles, se esconden los vestigios de una antigua ciudad romana. Acompáñanos a descubrir los secretos de la Barcelona romana, donde el pasado y el presente se dan la mano.
Barcino fue una pequeña colonia romana que fundó el emperador Augusto en el siglo I a.C y que creció hasta convertirse en ciudad imperial. Una de las teorías más asentadas sobre el origen del nombre romano de la ciudad explica que el poblado íbero que habitaba la ciudad antes de la llegada de los romanos, se llamaba Barkeno (gran astillero) y la latinización de este nombre hizo que la ciudad pasase a llamarse Barcino. Estaba establecida en un enclave perfecto con una estratégica posición defensiva entre las montañas y con el mar Mediterraneo bañando su costa. Además, la cercanía con otras ciudades romanas muy importantes de la época como Tarraco, actual Tarragona, convertían a Barcino en un punto clave para el comercio.
Las murallas
Entre los siglos I y II a.C se amuralló la ciudad delimitando un perímetro que se mantendría hasta la Edad Media. Barcino era una ciudad típicamente romana con su foro en el centro del que salían dos calles principales en forma de cruz, el cardo y el decumanus, que llevaban hasta las cuatro puertas de acceso de las murallas.
En diversos puntos del Barrio Gótico se pueden ver algunos tramos al descubierto, aunque la muralla actualmente visible no es la original de la época romana, ya que, entre los siglos III y IV, se levantó un doble muro de 8 metros, pero la muralla originalmente romana sigue ahí también. En la Plaza Nova, a la derecha de la Catedral, se conserva la Porta Praetoria, conocida con el nombre de portal del Bisbe en la Edad Media, que daba acceso a la colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino por el decumanus. Flanqueando la puerta, se elevan dos torres cilíndricas originarias de la muralla romana, aunque en el siglo XII se incrementó su altura.
Si quieres explorar los tramos menos conocidos de la muralla romana, te sugerimos visitar el Archivo Histórico de la Ciudad, ubicado en la calle de Santa Llúcia. Al atravesar su patio, podrás observar la parte interior de la muralla. También, en el patio del Casal de Gent Gran Pati Llimona, en la calle del Correu Vell número 5, encontrarás un impresionante fragmento de muralla. Además, al ingresar a la Sala de las Ruinas del edificio Termes, dentro del Centre Cívic Pati Llimona, tendrás la oportunidad de admirar un tramo de 17 metros de muralla que incluye una de las puertas laterales de acceso para peatones, conocida como la puerta de Regomir.
Muralla de Barcino sobre mapa actual de Barcelona
Los secretos escondidos bajo tierra
Para descubrir la historia romana y todo lo que se esconde bajo las actuales calles de la ciudad, la mejor forma es visitar el Museu d'Història de Barcelona (MUHBA) al que se accede desde el Conjunto Monumental de la Plaça del Rei y permite bajar al subsuelo para pasear por las antiguas calles de Barcino, explorar las tiendas, los talleres, las termas y descubrir cómo era la fascinante vida cotidiana de la época.
Otros restos romanos en la superficie
-Columnas: En el número 10 del Carrer del Paradís, en el interior del patio de un edificio medieval, podrás contemplar los restos del templo de Augusto, cuatro columnas de finales del siglo I a.C. Este templo se encontraba en la parte central del foro romano que con el paso de los años y los siglos fue siendo absorbido por diferentes edificaciones. Tres de las columnas se conservan de origen, la cuarta fue una reconstrucción de restos arqueológicos que, inicialmente, se encontraba expuesta en la plaza del Rei, pero en 1956 se decidió devolverla a su lugar.
-Necrópolis: En la Plaça Vila de Madrid, se encuentra la antigua necrópolis romana. Este cementerio se utilizó entre los siglos I y III d.C., y es uno de los pocos que se conservan en una ciudad moderna. La plaza ofrece una vista gratuita y a cielo abierto de las tumbas, perfectamente integradas en su entorno. Paseando por el lugar, podrás observar más de 70 sepulcros, algunos de ellos con inscripciones que narran historias de los difuntos. Este espacio es concretamente una vía sepulcral, un vial secundario que comunicaba Barcino con la actual zona de Sarrià donde se colocaban a ambos lados las tumbas de personas de las clases populares junto con diversos monumentos funerarios. En aquella época la necrópolis se encontraba fuera de las murallas de la ciudad, ya que la legislación romana prohibía enterrar a los muertos en el interior de la ciudad.
-Acueducto: Con los pozos que explotaban las aguas subterráneas del recinto amurallado de Barcino no había suficiente agua y se buscó un abastecimiento más abundante. El lugar elegido estaba en Montcada, desde donde un acueducto de más de 11 km hacía llegar el agua hasta la ciudad. La conducción era en buena parte subterránea, con algunos tramos elevados sobre arcadas. Actualmente, solo es posible visitar un tramo de unos 20 m con cuatro arcadas y cinco pilares incorporados en el muro de una casa en la plaza del Vuit de Març, descubierto en 1988. En la plaza Nova, en la torre izquierda de la puerta norte de la muralla romana, un par de arcos reconstruidos en 1958 recuerdan al visitante el punto exacto de entrada del acueducto romano en la ciudad.
Curiosidades
- Barcino, pequeña pero estratégica: Con apenas unas 10 hectáreas de extensión, Barcino era una ciudad pequeña en comparación con otras colonias romanas, pero su ubicación privilegiada la convirtió en un importante enclave comercial.
- El vino de Barcino: Los romanos de Barcino producían vino que exportaban a otras partes del Imperio. Las ánforas utilizadas para transportarlo se fabricaban localmente y muchas se han encontrado en excavaciones.
- La cantera de Montjuïc: Gran parte de los edificios de Barcino, incluidas las murallas y el Templo de Augusto, se construyeron con piedra extraída de la montaña de Montjuïc.
- La red de cloacas: Barcino contaba con un avanzado sistema de alcantarillado, algo poco común en ciudades de su tamaño, lo que demuestra su importancia estratégica.
Explorar los secretos de la Barcelona romana es un viaje que te transporta a los orígenes de una ciudad que, a pesar de su evolución a lo largo de los siglos, sigue viva en sus murallas, templos y restos subterráneos, esperando ser descubierta por todos sus visitantes.
¡No olvides tu cámara y tu curiosidad! Barcelona siempre tiene una historia que contar y esta faceta de la ciudad es una de las más fascinantes.
Barcino fue una pequeña colonia romana que fundó el emperador Augusto en el siglo I a.C y que creció hasta convertirse en ciudad imperial. Una de las teorías más asentadas sobre el origen del nombre romano de la ciudad explica que el poblado íbero que habitaba la ciudad antes de la llegada de los romanos, se llamaba Barkeno (gran astillero) y la latinización de este nombre hizo que la ciudad pasase a llamarse Barcino. Estaba establecida en un enclave perfecto con una estratégica posición defensiva entre las montañas y con el mar Mediterraneo bañando su costa. Además, la cercanía con otras ciudades romanas muy importantes de la época como Tarraco, actual Tarragona, convertían a Barcino en un punto clave para el comercio.
Las murallas
Entre los siglos I y II a.C se amuralló la ciudad delimitando un perímetro que se mantendría hasta la Edad Media. Barcino era una ciudad típicamente romana con su foro en el centro del que salían dos calles principales en forma de cruz, el cardo y el decumanus, que llevaban hasta las cuatro puertas de acceso de las murallas.
En diversos puntos del Barrio Gótico se pueden ver algunos tramos al descubierto, aunque la muralla actualmente visible no es la original de la época romana, ya que, entre los siglos III y IV, se levantó un doble muro de 8 metros, pero la muralla originalmente romana sigue ahí también. En la Plaza Nova, a la derecha de la Catedral, se conserva la Porta Praetoria, conocida con el nombre de portal del Bisbe en la Edad Media, que daba acceso a la colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino por el decumanus. Flanqueando la puerta, se elevan dos torres cilíndricas originarias de la muralla romana, aunque en el siglo XII se incrementó su altura.
Si quieres explorar los tramos menos conocidos de la muralla romana, te sugerimos visitar el Archivo Histórico de la Ciudad, ubicado en la calle de Santa Llúcia. Al atravesar su patio, podrás observar la parte interior de la muralla. También, en el patio del Casal de Gent Gran Pati Llimona, en la calle del Correu Vell número 5, encontrarás un impresionante fragmento de muralla. Además, al ingresar a la Sala de las Ruinas del edificio Termes, dentro del Centre Cívic Pati Llimona, tendrás la oportunidad de admirar un tramo de 17 metros de muralla que incluye una de las puertas laterales de acceso para peatones, conocida como la puerta de Regomir.
Los secretos escondidos bajo tierra
Para descubrir la historia romana y todo lo que se esconde bajo las actuales calles de la ciudad, la mejor forma es visitar el Museu d'Història de Barcelona (MUHBA) al que se accede desde el Conjunto Monumental de la Plaça del Rei y permite bajar al subsuelo para pasear por las antiguas calles de Barcino, explorar las tiendas, los talleres, las termas y descubrir cómo era la fascinante vida cotidiana de la época.
Otros restos romanos en la superficie
-Columnas: En el número 10 del Carrer del Paradís, en el interior del patio de un edificio medieval, podrás contemplar los restos del templo de Augusto, cuatro columnas de finales del siglo I a.C. Este templo se encontraba en la parte central del foro romano que con el paso de los años y los siglos fue siendo absorbido por diferentes edificaciones. Tres de las columnas se conservan de origen, la cuarta fue una reconstrucción de restos arqueológicos que, inicialmente, se encontraba expuesta en la plaza del Rei, pero en 1956 se decidió devolverla a su lugar.
-Necrópolis: En la Plaça Vila de Madrid, se encuentra la antigua necrópolis romana. Este cementerio se utilizó entre los siglos I y III d.C., y es uno de los pocos que se conservan en una ciudad moderna. La plaza ofrece una vista gratuita y a cielo abierto de las tumbas, perfectamente integradas en su entorno. Paseando por el lugar, podrás observar más de 70 sepulcros, algunos de ellos con inscripciones que narran historias de los difuntos. Este espacio es concretamente una vía sepulcral, un vial secundario que comunicaba Barcino con la actual zona de Sarrià donde se colocaban a ambos lados las tumbas de personas de las clases populares junto con diversos monumentos funerarios. En aquella época la necrópolis se encontraba fuera de las murallas de la ciudad, ya que la legislación romana prohibía enterrar a los muertos en el interior de la ciudad.
-Acueducto: Con los pozos que explotaban las aguas subterráneas del recinto amurallado de Barcino no había suficiente agua y se buscó un abastecimiento más abundante. El lugar elegido estaba en Montcada, desde donde un acueducto de más de 11 km hacía llegar el agua hasta la ciudad. La conducción era en buena parte subterránea, con algunos tramos elevados sobre arcadas. Actualmente, solo es posible visitar un tramo de unos 20 m con cuatro arcadas y cinco pilares incorporados en el muro de una casa en la plaza del Vuit de Març, descubierto en 1988. En la plaza Nova, en la torre izquierda de la puerta norte de la muralla romana, un par de arcos reconstruidos en 1958 recuerdan al visitante el punto exacto de entrada del acueducto romano en la ciudad.
Curiosidades
- Barcino, pequeña pero estratégica: Con apenas unas 10 hectáreas de extensión, Barcino era una ciudad pequeña en comparación con otras colonias romanas, pero su ubicación privilegiada la convirtió en un importante enclave comercial.
- El vino de Barcino: Los romanos de Barcino producían vino que exportaban a otras partes del Imperio. Las ánforas utilizadas para transportarlo se fabricaban localmente y muchas se han encontrado en excavaciones.
- La cantera de Montjuïc: Gran parte de los edificios de Barcino, incluidas las murallas y el Templo de Augusto, se construyeron con piedra extraída de la montaña de Montjuïc.
- La red de cloacas: Barcino contaba con un avanzado sistema de alcantarillado, algo poco común en ciudades de su tamaño, lo que demuestra su importancia estratégica.
Explorar los secretos de la Barcelona romana es un viaje que te transporta a los orígenes de una ciudad que, a pesar de su evolución a lo largo de los siglos, sigue viva en sus murallas, templos y restos subterráneos, esperando ser descubierta por todos sus visitantes.
¡No olvides tu cámara y tu curiosidad! Barcelona siempre tiene una historia que contar y esta faceta de la ciudad es una de las más fascinantes.