La historia del panot de Barcelona
Cultura 25/09/2024
Las calles de Barcelona se distinguen por diversas razones, siendo una de las más notables la presencia de los panots, que exhiben una flor en el centro. Estas pequeñas baldosas de 20x20 cm y 4 cm de grosor se han convertido en un símbolo emblemático de la ciudad, inspirando una variedad de productos en las tiendas de souvenirs.
A principios del siglo XX, Barcelona era apodada "Can Fanga" debido a la gran acumulación de barro en las aceras. Revistas satíricas como *L’Esquella de la Torratxa* reflejaban esta mala reputación a través de viñetas, como la que se presenta.
Ante la creciente percepción negativa de la ciudad, la Comisión del Ensanche implementó diversas medidas para uniformar las aceras. Se adoptó una solución económica y efectiva que ya habían comenzado a utilizar algunos vecinos: el cemento hidráulico, que permitía crear mosaicos y texturas en las calles, adaptándose mejor a la urbanización fragmentada y desigual de la ciudad. Además era barato, versátil, se producía en la ciudad y permitía diseñar sobre su superficie.
Cada vecino era responsable de pavimentar los 2,5 metros frente a su vivienda con el material autorizado por el Ayuntamiento, que incluía asfalto, piedra natural o cemento.
En 1906 el Ayuntamiento lanzó un concurso público para homogeneizar los diseños de los “panots”; se fabricaron 10.000 metros cuadrados de losetas, junto con un muestrario de diseños, cuyo origen no se documentó. Se estandarizaron cinco modelos de loseta: el de flor, el de calavera, el de círculos concéntricos, el de cuatro pastillas con cuatro círculos y, por último, el de cuatro pastillas, el más extendido en las calles de Barcelona.
Este concurso lo ganó la empresa ESCOFET.
Los mosaicos hidráulicos del Modernismo que Escofet realiza conjuntamente con arquitectos como Lluís Domènech i Montaner o Alexandre de Riquer, tienen su mejor ejemplo en el Mosaico Hexagonal que hace Antoni Gaudí para el interior la Casa Batlló. Una adaptación del mismo modelo pavimentará 90 años más tarde el Paseo de Gracia de Barcelona.
El Panot Gaudí, presente en el Passeig de Gràcia, muestra su genialidad: con una sola pieza se puede realizar un mosaico infinito de elementos marinos.
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El último pavimento de nueva creación se encuentra en la avenida Diagonal, diseñado por Robert y Esteve Terrades, e incorpora hojas de plátano en su estructura. Su instalación en 2015 generó controversia, ya que inicialmente suscitó quejas por resbalones y la incomodidad del relieve. A los seis meses, fue necesario llevar a cabo reparaciones debido al elevado número de baldosas rotas.
En el vestíbulo de la Casa Amatller, en el Paseo de Gràcia, el suelo está cubierto de unas losas diseñadas por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch.
También resulta fascinante el vestigio que oculta la calle Ganduxer, donde en 2008 se llevó a cabo un ensayo de un nuevo modelo con la B de Barcelona, el cual no ha logrado prosperar. Este modelo fue una iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona, que buscaba introducir un nuevo diseño de panot con el objetivo de dar la bienvenida al nuevo milenio y modernizar la ciudad.
A pesar de la diversidad de panots que se pueden encontrar en Barcelona, localizar cuatro de los cinco diseños existentes juntos resulta bastante complicado, aunque no imposible. Un usuario de Twitter (@jm_allue) compartió en su cuenta una fotografía en la que se aprecian cuatro de los cinco diseños de baldosas de la ciudad: la flor, las cuatro pastillas, las cuatro pastillas con círculo y los círculos concéntricos.
Si queréis llevaros un recuerdo de Barcelona, no os perdáis todos los productos que podéis encontrar en muchas tiendas de Barcelona con el mencionado panot, desde tazas y camisetas, pasando por chocolates, joyas, bolsas, llaveros, lápices y muchos más objetos.
A principios del siglo XX, Barcelona era apodada "Can Fanga" debido a la gran acumulación de barro en las aceras. Revistas satíricas como *L’Esquella de la Torratxa* reflejaban esta mala reputación a través de viñetas, como la que se presenta.
Ante la creciente percepción negativa de la ciudad, la Comisión del Ensanche implementó diversas medidas para uniformar las aceras. Se adoptó una solución económica y efectiva que ya habían comenzado a utilizar algunos vecinos: el cemento hidráulico, que permitía crear mosaicos y texturas en las calles, adaptándose mejor a la urbanización fragmentada y desigual de la ciudad. Además era barato, versátil, se producía en la ciudad y permitía diseñar sobre su superficie.
Cada vecino era responsable de pavimentar los 2,5 metros frente a su vivienda con el material autorizado por el Ayuntamiento, que incluía asfalto, piedra natural o cemento.
En 1906 el Ayuntamiento lanzó un concurso público para homogeneizar los diseños de los “panots”; se fabricaron 10.000 metros cuadrados de losetas, junto con un muestrario de diseños, cuyo origen no se documentó. Se estandarizaron cinco modelos de loseta: el de flor, el de calavera, el de círculos concéntricos, el de cuatro pastillas con cuatro círculos y, por último, el de cuatro pastillas, el más extendido en las calles de Barcelona.
Este concurso lo ganó la empresa ESCOFET.
Los mosaicos hidráulicos del Modernismo que Escofet realiza conjuntamente con arquitectos como Lluís Domènech i Montaner o Alexandre de Riquer, tienen su mejor ejemplo en el Mosaico Hexagonal que hace Antoni Gaudí para el interior la Casa Batlló. Una adaptación del mismo modelo pavimentará 90 años más tarde el Paseo de Gracia de Barcelona.
El Panot Gaudí, presente en el Passeig de Gràcia, muestra su genialidad: con una sola pieza se puede realizar un mosaico infinito de elementos marinos.
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El último pavimento de nueva creación se encuentra en la avenida Diagonal, diseñado por Robert y Esteve Terrades, e incorpora hojas de plátano en su estructura. Su instalación en 2015 generó controversia, ya que inicialmente suscitó quejas por resbalones y la incomodidad del relieve. A los seis meses, fue necesario llevar a cabo reparaciones debido al elevado número de baldosas rotas.
En el vestíbulo de la Casa Amatller, en el Paseo de Gràcia, el suelo está cubierto de unas losas diseñadas por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch.
También resulta fascinante el vestigio que oculta la calle Ganduxer, donde en 2008 se llevó a cabo un ensayo de un nuevo modelo con la B de Barcelona, el cual no ha logrado prosperar. Este modelo fue una iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona, que buscaba introducir un nuevo diseño de panot con el objetivo de dar la bienvenida al nuevo milenio y modernizar la ciudad.
A pesar de la diversidad de panots que se pueden encontrar en Barcelona, localizar cuatro de los cinco diseños existentes juntos resulta bastante complicado, aunque no imposible. Un usuario de Twitter (@jm_allue) compartió en su cuenta una fotografía en la que se aprecian cuatro de los cinco diseños de baldosas de la ciudad: la flor, las cuatro pastillas, las cuatro pastillas con círculo y los círculos concéntricos.
Si queréis llevaros un recuerdo de Barcelona, no os perdáis todos los productos que podéis encontrar en muchas tiendas de Barcelona con el mencionado panot, desde tazas y camisetas, pasando por chocolates, joyas, bolsas, llaveros, lápices y muchos más objetos.